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Historia de San Pedro Nonualco

Por Lic. Cristian Hernández, Antropólogo, originario de San Pedro Nonualco.

FAVOR usar este material para fines educativos y como requisito citar al Autor.

Capítulo de un libro que pronto estara disponible al público (Páginas 20 – 42)

Email del autor: cgeovanih@gmail.com


II. HISTORIA

En éste capítulo se presenta un panorama del desarrollo de San Pedro Nonualco, partiendo de su origen prehispánico, pasando luego a las referencias que se han encontrado en alguna documentación colonial y finalizando con los acontecimientos propios a su consolidación como municipio.

A. Etimología de la palabra Nonualco

Sobre la etimología de la palabra Nonualco hay varias versiones, Marroquín (1964: 50-51) observa que, no obstante, hay acuerdo en señalar la procedencia náhuat del vocablo, a pesar de las variaciones en el modo de escribirlo.

Jiménez (1936: 69) sostiene que Nonualco deviene del apócope non de “nonno”, que es obraje u obrador y “hua” que se utiliza para formar plurales, la “l” actuaría como eufónico y “co” como sufijo locativo, de lo que se desprende la voz “non-hua-l-co” que significaría “lugar de los obrajes”.

Para Lardé (1976: 385) la etimología de Nonualco proviene de “nonu” “nunu”, que sería una forma de la palabra náhuat “nonotli”, que significa mudo, que no habla bien el náhuat o que habla un pipil primitivo o corrupto, unido a “al” aféresis de “cal” que significa “casa”, y “co” que es un sufijo que indica lugar, por lo tanto la palabra Nonualco significaría “lugar de las casas de los mudos”.

Geoffroy (1973: 117) manifiesta por su parte que la palabra Nonualco probablemente proviene de “Nonocualco”, que respectivamente se descompone en: “nunutsa” que es hablar, charlar; “cuali”, que significa bueno, hermoso, y “co” que denota lugar, de tal manera que significaría “lugar del hablar hermosa o donde hablan bonito”

En un sentido totalmente diferente a las anteriores interpretaciones, Ángel María Garibay[1] sostiene que Nonoalco es una deformación fonética de Nonohualco, que viene de “nonohualli” y la preposición de lugar “co”, dicha etimología ha sido interpretada de diversas formas. Seler, al traducir el poema XI de los recogidos por Sahagún, propuso que el vocablo vendría de “nonontli”, que significa mudo, que no puede expresarse, entonces Nonohualco significaría “lugar de mudos”, como se verá luego, se trata de una mal interpretación del verso aludido. Para Torquemada “onohualli”, daría origen a “onohualco” que se convertiría en Nonohualco al adquirir la “n” inicial de “in”, determinativo unido que fue asimilado al nombre, en tal sentido la forma original debió ser “in onohualco” de donde surgió “N´onohualco” que significa “en donde hay pobladores”. Los elementos semánticos son los siguientes: 1).“Nonohualli”: sustantivo verbal derivado de “onohua”, que es una forma impersonal del verbo “onoc” que significa “estar tendido, estar colocado, habitar, estar de pie en un sitio”, de donde surge el sentido de “haber población en la cual se hallan de asiento habitantes”. Algunas palabras en las que se ha empleado el término son “nepopohualco”: donde se cuenta a las personas, o sea donde se realizaba el censo, y “yahualco”: en el cerco. 2). Locativo “co” que indica inmanencia interior en el objeto señalado por la raíz, en contraposición con “pan”, que indica inmanencia exterior. Por ejemplo “calco” significa dentro de la casa, y “calpan” fuera de ella; “atenco” significa en la orilla del agua (por dentro), y “atempan” en la orilla del agua (por fuera). En ese sentido Nonohualco es “en donde hay personas que habitan”

Garibay sostiene que dada la etimología son muchos los lugares que llevarían el geronímico, ya que todo sitio en que hubiera habitantes antes de la llegada de las tribus que hablaban las lenguas hahuatlacas podían ser denominados “donde hay habitantes” anteriores a ellos; famosos son los lugares llamados Nonoalco, por ejemplo el que estaba cercano a Tula y el que estaba cercano al mar, en donde Quetzalcoatl fue a encontrarse con gente que habitaban allí sin ser conocidas suyas, en la ciudad de México el barrio de Nonoalco era el lugar de asiento de personas que habitaban el lugar antes de la llegada de los aztecas. La equivocación de Seler proviene de la no comprensión del texto que cita, allí se dice “Nonohualco tlahtolli imocuepayan” o sea “en el lugar de habitantes en que la lengua se muda (por otra diferentes)”. Todo lugar en que hay habitantes y que la lengua de los advenedizos no es comprendida es un nonohualli, y se dice en forma locativa, un Nonohualco, nonoalco o nonualco.

Las interpretaciones erróneas de Jiménez, Lardé y Geoffroy, así como otras que no se consideró, parecen tener su origen en proponer un significado a partir de la forma actual del vocablo, sin considerar el contexto histórico-cultural en que las poblaciones que llevan ese nombre se instalaron en la zona. En el caso de San Pedro Nonualco, y en general de la zona Nonualca, el geronímico, tal como explica Vivó (1973), está ligado a la reminiscencia simbólica del lugar de origen de las personas que poblaron la región.

B. Origen de los Nonualcos en El Salvador

La región en que se ubica San Pedro Nonualco es llamada “los Nonualcos”, debido a que dos municipios vecinos, Santiago y San Juan, tienen incorporado dicho geronímico en sus respectivos nombres.

El origen de estos pueblos Nonualcos, y en general, el de otros de la zona central y occidental de El Salvador ha sido un tema ya tratado por algunos investigadores. Dejando de lado versiones superadas, se acepta que el poblamiento de estas zonas tiene su origen, en una serie de antiguas migraciones provenientes del territorio que ahora pertenece a México. Durante la conquista los habitantes de estas regiones fueron llamados Pipiles por los indios amigos de los españoles, al igual que los pobladores de otras zonas del pacífico de Nicaragua y Guatemala. Armas (1976: 13, 18) sostiene que estos grupos presentan un indiscutible parentesco con los “nahuas mexicanos, pues lingüística y culturalmente son pueblos que tienen la misma base étnico-cultural”, perteneciendo al grupo nahua que creó las culturas teotihuacana y tolteca.

Algunos autores, basados en documentos etnohistóricos, evidencia arqueológica e interpretación de toponímicos, han tratado de reconstruir los procesos migratorios que poblaron parte de Centroamérica. Sostienen que las primeras grandes migraciones desde México a la región se dieron en tiempo y bajo la influencia de Teotihuacan, entre 300 y 650 d. C. Vivó (1973: 13-14) sostiene que un primer desplazamiento bien pudo darse en 400 d.C. y que entre 500 y 650 d.C., pudo darse lo que él llama “migración Cohuixca” que pobló, entre otros lugares, parte del departamento de La Paz, en El Salvador. Para Mejía (1986) esas migraciones tendrían carácter religioso y comercial, cuando Teotihuacan cayó sus pobladores se dispersaron por toda Mesoamérica; Wilberto Jiménez Moreno (en Armas, 1976), sostiene que precisamente a la caída de aquella ciudad un flujo importante de personas de desplazó a Centroamérica, pero que antes de llegar a tal lugar se establecieron en la zona del Golfo, en Veracruz.

Una segunda gran oleada migratoria se habría dado más o menos en 800 d.C. coincidiendo con la conquista de Cholula por los olmecas-xicalangas. Jiménez Moreno (en Armas, 1976) sostiene que estos olmecas-xicalangas conquistaron Cholula obligando a los “teotihuacanos-cholultecos” a migrar primero a Soconusco y de allí a Centroamérica, trayendo consigo elementos culturales de la zona, como el complejo arqueológico yugo-hacha-palma, cuya dispersión en ésta región estaría ligado a esa migración. Mejía (1986) agrega que en El Salvador los asentamientos en la sierra Apaneca-Lamatepec y en los Izalcos estarían relacionados a este movimiento.

Una tercera oleada migratoria habría sucedido entre 1100 y 1200 d.C., luego de la caída de Tula, producto de una serie de problemas internos sucedidos a finales del siglo X, entre los dos grupos que convivían en esa ciudad: los Tolteco-Chichimeca y los Nonohualca; éstos últimos lograron hacerse del control de la ciudad, en la que se mantuvieron hasta 1117 d.C. fecha en que la abandonaron y se establecieron al sur de Puebla en una región que bautizaron como Nonohualco (Vivo, 1973), lugar desde donde avanzaron hacia Centroamérica. Vivó argumenta que la reconstrucción de la ruta seguida por estos Nonohualcos desde Tula hasta Puebla, hecha por Kirchoff sobre datos de la Historia Tolteco-Chichimeca, en la que se mencionan algunos toponímicos que se repiten en El Salvador, comprobaría que

al Nonohualco que existió en la región del sur de Puebla corresponde la región de Nonualco, que incluye las tres ciudades de San Juan Nonualco, Santiago Nonualco y San Pedro Nonualco, a Zacatecoluca, que fungía como cabecera y otros pueblos, todos en el departamento de La Paz [en El Salvador] (Ibid.: 23)

Mejía (1986:44) coincide con Vivó y sostiene que los pueblos llamados por Borhegyi Nonoalca-Pipil-Tolteca-Chichimeca se esparcieron por toda Centroamérica y “se asentaron en sitios de la zona central del país: en los actuales departamentos de San Salvador y La Paz (en San Pedro, San Juan y Santiago Nonualco)”. Pero Vivó va más allá, propone que la fundación del reino de Cuzcatlán, el principal a la llegada de los españoles en el actual territorio salvadoreño, estaría ligado a esa migración y que el propio Cuzcatlán habría sido el centro de la región Nonualca, la cual solo después de la destrucción que ocasionó la conquista se habría confinado al departamento de La Paz. Para Armas, estos toltecas, llegados luego de la caída de Tula, deberían diferenciarse de los verdaderos pipiles que se establecieron en El Salvador tres siglos antes, en 800 d.C., aunque reconoce su influencia en el arte y religión de éstos. En la actualidad se llama indistintamente pipiles a los antiguos pobladores del centro y occidente de El Salvador, incluyendo a los Nonualcos.

C. La región de los Nonualcos

Independientemente de la exactitud de las teorías que se maneja acerca de esas migraciones, lo que no puede dudarse es la importancia histórica del núcleo indígena de la zona Nonualca, como uno de los principales del territorio que ahora conforman El Salvador (Fowler, 1995; Marroquín, 1964; White, 1992), manteniendo mejor que otras regiones su etnicidad y, en cierto sentido, constituyéndose como “núcleo de resistencia” ante los acontecimientos económicos y sociales de la historia salvadoreña (Browning, 1975; Domínguez, 1962; Lauria-Santiago, 2003).

Sin embargo, hablar de “los Nonualcos” como región presenta algunas dificultades. Marroquín (1964: 10-11) se preguntaba a propósito, si los Nonualcos en verdad constituían una región geográfica natural, y si de la misma manera constituían una región sociocultural diferenciada. Al dar respuesta a su pregunta y luego de examinar la geografía de la zona, concluyó que geográficamente “San Pedro, San Juan y Santiago Nonualco no constituyen una verdadera región natural… pues carecen de unidad estructural que los singularice; por el contrario, existen barreras naturales que se oponen seriamente a tal unidad”. Desde el punto de vista socio histórico la información de las primeras crónicas e informes coloniales aluden a un lugar llamado “Nonualco” (Relación Marroquín de 1532, en Fowler, 1995; Informe tributario de 1548 en Barón, 2003), parece ser que con ese nombre se designaba a una sola comunidad dividida en varios asentamientos, en ese sentido Amaroli trae a cuenta que

Los toponímicos nahuas del territorio salvadoreño cuentan con por lo menos diez casos de lo que podemos llamar “pueblos gemelos”; es decir, pueblos vecinos que comparten el mismo nombre.

Con una sola excepción, éstos consisten en pares de pueblos como si se hubiera dividido algún pueblo original en dos mitades. La excepción son los pueblos nonualcos que resultaron en los tres pueblos actuales. Parece que los pueblos gemelos son un legado del siglo XVI, cuando la división de comunidades nativas obedecía a los nuevos arreglos españoles para facilitar su explotación.

Sin lugar a dudas, los “pueblos gemelos” fueron creados al concluir la conquista, como producto de la nueva administración española. Aunque pesan algunas dudas sobre la manera exacta en que se produjeron, el esquema general esta claro (en Fajardo, 1993: 48)

No es raro entonces que los informes y las crónicas del período más temprano de la colonia remitieran a un único “Nonualco”; de hecho, durante ese período los tres pueblos estaban asignados a un mismo encomendero llamado Gómez de Alvarado (Amaroli, 1991: 47). Esto era común entre los “pueblos gemelos”, sin embargo algunas comunidades grandes se dividieron y fueron asignadas a más de un encomendero. Llama la atención que los pueblos nonualcos estén extremadamente separados, lo usual entre los “pueblos gemelos” era una separación entre 1 y 5 kilómetros, hay algunos incluso que solo los dividía una calle o un río, la separación de los Nonualcos “es resultado de procesos diferentes y ahora desconocidos” (Amaroli en Fajardo, 1993: 54)

Queda claro entonces que cuando en las crónicas tempranas se alude a un lugar llamado Nonualco se incluye tácitamente lo que ahora es San Pedro. Sin embargo sucede que en la información que proporcionan las crónicas posteriores hay ambigüedad sobre los pueblos que conforman la región Nonualca. Domínguez (1962) citando a Lardé y Larín, sostiene que en el siglo XVI la zona Nonualca era una confederación formada por 7 pueblos (Zacatecoluca, como capital; Analco; Santiago, San Juan y San Pedro Nonualco, Santa María Ostuma y Tecoluca), sin embargo las primeras referencias de ese siglo, como ya se indicó, únicamente mencionan un “Nonualco” sin entrar en detalles sobre los asentamientos que lo formaban. Luego el Oídor Diego García de Palacio (2000 [1576]: 56) menciona que “a la falda de un alto volcán, están cuatro lugares de indios que llaman los Nunualcos” sin dar los nombres de los asentamientos; 10 años más tarde, en 1586, Antonio Ciudad Real, al narrar el viaje que el Padre Comisario de los franciscanos realizaba en la provincia, señaló que después de pasar por

Xiboga, y un arroyo con que se riegan los cacauatales, llegó el padre Comisario á otro pueblo llamado Santiago Nonalco, de los mesmos indios y Obispado, beneficio de otro clérigo el cual no estaba allí, pero en sabiendo su llegada vino por la posta aquella tarde y le regaló mucho, y hizo mucha caridad, que era muy devoto; detúvose allí el padre Comisario, todo aquel día…

Martes trece de mayo salió el padre Comisario de aquel pueblo muy de madrugada, y andada legua y media en que se pasan dos arroyos, llegó muy de noche á otro pueblo llamado San Juan Nonalco, de los mesmos indios, Obispado y visita; pasó de largo, y pasando otro arroyo y algunas barrancas, y andada media legua, llegó antes que amaneciese á otro pueblo grande de los mismos indios, Obispado y visita, llamado Zacatecoluca (sic.) (2000 [1586]: 82)

En ningún momento se hace mención de San Pedro, acaso haya sido por que el asentamiento estaba fuera del camino real. En 1594 Juan de Pineda escribe, en su “Descripción de la Provincia de Guatemala”, sobre el pueblo de Tecoluca en los siguientes términos

El pueblo de Tecoluca esta en los Nonoalcos, doze leguas de la ciudad de Sant Salvador, camyno de las provincias de Nicaragua; solya ser de gente que presente es; está junto a una syerra, en una loma, tierra caliente y sana; es pueblo de mucho cacao, achiote; cogen mucho mayz, axy y frisoles; crían muchas aves de la tierra y de Castilla; esta cerca del mar de Sur; tienen todos cavallos, como los demas; hazen mantas blancas, y naguas; tienen tres pueblos juntos a el que son buenos, que se llaman Sant Juan y Santiago y Zacatecoluca, que son de dos encomenderos, y se llaman estos pueblos los Nonoalcos (sic.) (1952 [1594]: 62)

Marroquín (1964: 50, 58) comenta por un lado, que la omisión de San Pedro pudo haber sido un error de Pineda ya que en documentos posteriores la localidad aparece plenamente identificada y con alguna importancia; además, al decir que “Tecoluca esta en los Nonoalcos” Pineda parece aludir a una región geográfica que probablemente no conocía en detalle, lo que podría explicar su omisión.

En 1740 Gálvez Corral escribió lo siguiente:

A corta distancia de este pueblo [Ntra. Sra. de Ostuma], y a diez y seis leguas de la capital, se halla el de Sn. Pedro Nonualco, con secenta y tres yndios y los fructos del antecedente [es decir, maíz y gallinas] (sic.) (en Marroquín 1964: 58)

Esta referencia es la primera que da cuenta concreta de la población de San Pedro Nonualco. Los trámites para obtener los títulos ejidales del pueblo en 1759, muestran que para entonces se trataba de una comunidad bien establecida. Años más tarde, en 1770, el auto de la Visita Pastoral que practicó el obispo Cortés y Larraz da cuenta de San Pedro como anexo a la parroquia de Santiago Nonualco, en ese entonces tenia 131 familias con 659 personas[2] (2000 [1770]: 133-134).

En 1807 el Intendente Gutiérrez y Ulloa habló de San Pedro Nonualco así:

Ostuma San Pedro.- Pueblo de Yndios y Ladinos con 212 de aquellos y 314 de estos, al N. O. de Zacatecoluca a 4 leguas de distancia fuera de Camino Real: temperamento regular y menos cálido que los demás. Pueblos del Curato: carecen de industria y están ocupados en la crianza de Ganado aunque poco por no permitirlo el terreno y escasos Pastos, y el cultivo de maíz, algún añil y varias semillas de su consumo (1962 [1807]: 30)

Marroquín (1964: 59-60) observa un error en el informe del Intendente, ya que en el índice que éste preparó, en la letra N colocó a “Nunualco (San Pedro)”, perteneciente al Partido III, pero también colocó en el Partido III a “Ostuma (San Pedro)”. La forma indistinta de llamar a San Pedro como Nonualco u Ostuma “repercutió en el informe oficial del Intendente, que se hizo, como es natural, con base a los respectivos informes de los Alcaldes”; esta claro que, como sostiene Lindo-Fuentes (2002: 21), el trabajo del Intendente aunque notable no fue exhaustivo.

Domingo Juarros (en Marroquín, 1964: 60) en su “Compendio de la Ciudad de Guatemala” de 1808, enumeró tres pueblos Nonualcos: Santiago, San Pedro y San Juan. Ello demuestra que la idea de los tres pueblos agrupados a partir de su geronímico comenzaba a tener vigencia.

El alzamiento indígena comandado por Anastasio Aquino en 1833 ha sido el acontecimiento por el que comúnmente más se reconoce a la zona Nonualca y por el que más se tiene la noción de unidad regional[3]. La presunta coronación de Aquino como “Rey de los Nonualcos” da pábulo a tal idea, sin embargo un largo litigio de tierras entre Santiago y San Pedro oscureció las relaciones entre ambas comunidades, desembocando a veces en sangrientos episodios[4]. La situación fue tal, que según un manuscrito encontrado por Marroquín (1964: 65)[5], durante el alzamiento de 1833 los sampedranos no solo no participaron sino que sufrieron la tiranía de Aquino (Marroquín, 1964: 65); éste acontecimiento, fruto del litigio de tierras, no obstó para que desde 1835 ambas poblaciones participaran conjuntamente, junto con otros pueblos de la zona central del país en una alianza de apoyo al presidente Espinoza (Lauria-Santiago, 2003: 179), hay que recordar sin embargo, que el centro de esta alianza estaba en Cojutepeque, población unida a San Pedro por fuertes lazos de amistad, al igual que la de Apastepeque, acaso ese hecho haya sido determinante para la participación de los sampedranos. En 1846, según una carta de los rebeles santiagueños, su causa contaba con apoyo en la comuna sampedrana (López, 2000), lo que no deja de resultar desconcertante ya que a penas cuatro años antes se habían dado fuertes enfrentamientos entre lugareños de ambos pueblos, y en lo siguiente la conflictividad no cesaría.

En conclusión, desde el punto de vista socio-histórico, todo a punta a la existencia de una región Nonualca, aunque no siempre aparece bien delimitada y unificada; al contrario, la información de la que se dispone muestra que, por ejemplo San Pedro, no siempre se mencionó como parte de ella. Aunque dicha región tuvo una beligerancia significativa en la primera mitad del siglo XIX, las transformaciones políticas y sociales posteriores debilitaron su importancia; a ello hay que sumar que el litigio de tierras mantenido entre San Pedro y Santiago propició una ruptura entre ambas comunidades debilitando la idea de región. En tiempos más recientes, las llamadas “reformas liberales” afectaron de manera desigual las diferentes poblaciones de la zona, resulta ilustrativo saber que en San Pedro Nonualco no se dieron las concentraciones de tierra que se dieron entre sus vecinos, este hecho tiene repercusiones importantes para comprender la composición socio-económica del municipio y el contraste con los pueblos cercanos. En ese mismo sentido, la apuesta oportuna por el cultivo del café se convirtió en otra fuente de diferenciación de San Pedro de su zona referente; la riqueza obtenida por el cultivo del grano propició un desarrollo precoz del municipio llevándolo a subir de jerarquía político-administrativa, realizar importantes obras de infraestructura y hacerse de nombre en el ámbito nacional. Éstas y otras razones hacen que actualmente sea difícil ver en el conjunto de esas comunidades una región plenamente unificada. Pero no debe perderse de vista que los problemas mencionados son, comparativamente, muy recientes en el tiempo y tienen que ver con la incorporación de la zona al esquema de dominación española y posteriormente con la consolidación del Estado nacional; obviamente en esos procesos la cultura indígena sufrió la descomposición de muchos de sus elementos externos, entre los que figuraba el dominio sobre el propio territorio. La adaptación a los nuevos esquemas fue un reto al que no todos pudieron enfrentarse del mismo modo, dentro de este contexto se entiende que la región Nonualca se fragmentara dando paso a diferencias internas.

La idea de la región Nonualca debe ser reconsiderada, ya que ésta frecuentemente descansa sólo en el hecho de que tres pueblos comparten un geronímico, ignorando casi por completo la información de las crónicas coloniales que demuestran que otras poblaciones como Zacatecoluca y Tecoluca eran parte integral de la misma; de igual manera el pueblo de San Rafael Obrajuelo, surgido en 1882, en jurisdicción de San Juan Nonualco (Lardé y Larín, 1950: 230) debería ser tomado en cuenta ya que, en teoría, comparte una herencia cultural común. La carencia de trabajos etnográficos e históricos regionales impiden que se pueda saber con certeza hasta qué punto puede considerarse actualmente la existencia de una zona cultura diferenciada en la región de los nonualcos.

D. El poblado de San Pedro Nonualco

Antonio Arocha (1985: 96) sostiene que el 15 de enero de 1543, ya establecida la Real Audiencia de los Confines en la ciudad de Gracias a Dios, Honduras, se acordó conferir categoría y título de pueblo a 182 localidades entre las que estaban San Pedro, Santiago y San Juan Nonualco. Según este autor San Pedro figuraba entonces con el nombre de Chicongoa, sin embargo esta es un equivocación ya que ese nombre correspondería a un asentamiento que si bien estaba en el departamento de La Paz no es San Pedro Nonualco, para Amaroli (1991: 46, 66) se trata de un lugar llamado Chinuapa que era un barrio de Tepezontes. No se conoce por tanto cuando se dio el título de pueblo a San Pedro, como ya se reseñó anteriormente la primera alusión concreta al poblado es la que hace Gálvez Corral en 1740; con la solicitud de ejidos en 1759 el asentamiento parece haber estado ya bien establecido con un alcalde ordinario. Todo indica que en 1823, según la “Tabla para facilitar la elección de Diputados y Suplentes para el Congreso de las Provincias Unidas de Guatemala”, San Pedro ya contaba con su propia parroquia, más o menos por esos años funcionaban en la localidad dos Juzgados.

Según Lardé y Larín (2000: 448a) el pueblo fue cambiado varias veces de jurisdicción: del 12 de junio de 1824 al 9 de marzo de 1836 fue parte del departamento de San Vicente, desde esa fecha hasta el 30 de junio de 1838 perteneció al Distrito Federal; luego volvió a ser parte de San Vicente hasta 19 de marzo de 1839, desde esa facha hasta 5 de abril de 1842 integró el departamento de La Paz; de 1842 a 1845 regresó a jurisdicción de San Vicente, de esa fecha hasta 15 de marzo de 1847 retornó al departamento de La Paz, hasta 21 de febrero de 1852 se integró otra vez a San Vicente y desde esa fecha ha formado parte del departamento de La Paz

En 1858 un informe municipal (López, 1974 [1858]: 22-24) describió con algún detalle cuál era la actividad y la apariencia del pueblo: era una comunidad agrícola de una sola calle, con seiscientas sesenta y ocho casas de las cuales solo unas 14 tenían techo de teja; el clima era agradable. Guillermo Dawson (1996 [1890]) afirma que en 1875 San Pedro obtuvo su título de villa, el cambio casi no quedó registrado en los libros de la municipalidad, únicamente se dispuso la instalación de una plaza de vivanderas[6]. En esos años la principal actividad de la comuna se concentraba en la administración de los ejidos, eventualmente las agitaciones políticas que la nación vivía tuvieron eco en la vida local; había graves carencias económicas pero la Villa prosperaba lentamente apostándole mucho al cultivo del café.

Era una sociedad muy tradicional. El 11 de julio de 1797 el Padre Nicolás Salazar bautizó a Juan José Secundino, hijo legítimo de Don Juan de Dios Ernandez y Toribia del Rosario, el primero de éstos era por entonces “Yndio cacique” y así quedo asentado en el acta bautismal. Esto indica que por aquellos años la institución tradicional del cacicazgo tenía plena vigencia y reconocimiento legal; cuando Marroquín (964: 70-72) estuvo en San Pedro, los descendientes del bautizado aun gozaban de cierto de respeto y autoridad, lo que muestra el grado de pervivencia de las viejas tradiciones.

El territorio no estaba bien consolidado. A finales del siglo XIX, de siete cantones que actualmente existen únicamente se reconocía como tales a Zacatal Grande y Cerro Naguistepe, aunque ya había alusiones al “plan del Viroleño”, al “valle de La Comunidad” y al “Valle de la Hacienda Vieja”, lugares que luego se convertirían en cantones. En el área urbana solo se hablaba del barrio Guadalupe y El Centro.

En la villa funcionaba desde 1859 una escuela privada[7], y ya para 1891 había una para cada sexo[8]. Además de escuelas la comunidad contaba, a finales del siglo XIX, con 2 Juzgados, un templo parroquial y un templo calvario; telégrafo y algunos comercios. El abastecimiento de agua se daba por diversas fuentes en las cercanías de la población, siendo la principal la llamada “El Chorro” que luego sería bautizada como Fuente de Lourdes

El mejoramiento del ornato de la villa fue una prioridad. Un nuevo templo parroquial se comenzó a edificar definitivamente en 1888. En 1890 se abrieron y delinearon calles públicas y se instigó a los propietarios de solares baldíos en las áreas céntricas a construir en ellos; de no hacerlo así, se les previno que dichos terrenos serían rematados al mejor postor. El mismo ultimátum se dio a los propietarios de edificaciones en estado ruinoso para que las mejoraran[9]. En 1892 se prohibió a los vecinos del Centro y a todos los que se encontraran a orillas de la calle, elaborar casas pajizas, pues en adelante, solo debían construirse de teja; de no hacerlo así, pesaría sobre ellos una multa de $5 pesos. Así mismo se les ordenó blanquear las paredes de sus casas en un período máximo de 10 días[10]. En 1903 la municipalidad dispuso que

Siendo muy importante para el ornato de la población la construcción de portales se acordó: obligar a los dueños de las casas y solares que se encuentran en contorno de la plaza á edificar portales cediéndoles gratuitamente la parte de plaza que sea necesaria para su construcción sin que en ningún tiempo ni por ningún motivo pueda embarazar el transito del publico, debiendo necesariamente ser uniforme la construcción del portal, fijando como modelo el que pertenece á don Vicente Prieto (sic.)[11]

La delineación de las calles mejoró la conectividad interna entre los barrios que recién comenzaban a tomar forma. En 1899 se delineó algunas de las principales: la que atravesaba el barrio de Concepción para llegar al de San José; la que atravesaba el barrio de San José para llegar al Guadalupe, y que pasaba hacia el oriente del templo parroquial; y las tres calles que atravesaban la vía principal y la de El Calvario que conducían al barrio Guadalupe[12]. En 1903 se inauguró el empedrado que conducía a la “Fuente de Concepción del Urdes (sic.)”, en la obra colaboraron los vecinos y el párroco Francisco Balber que proporcionó gran parte de los recursos de su propio peculio, otro destacado colaborador fue Salomé Fernández quien trabajó en la obra “desde el principio hasta su conclusión, sin perder un solo día”, la municipalidad acordó unánimemente nominar la nueva calle como “San Francisco”[13]. En cuanto a la conectividad con el exterior del municipio, el único camino de importancia era el que conducía al puerto de La Libertad[14], esto era así ya que por esa vía salía la producción de café de la jurisdicción; quizá por ese motivo la municipalidad apoyó la construcción de un puente de hierro sobre el río Jiboa, incluso ofreció ayudar en la transportación de la estructura desde el puerto de La Libertad hasta el lugar de su colocación[15].

La seguridad era garantizada por la municipalidad con ayuda de los Auxilios Civiles. En enero de 1894 se formó el Servicio Semanal Cívico[16] y en 1904 ya había un cuerpo militar permanente[17]. En 1914 la municipalidad solicitó al gobierno un pelotón de policía “para moralizar al vecindario”, en ese mismo año también se pidió aumentar la fuerza armada para dar a las autoridades mayor “respetabilidad”[18]. Un puesto de Guardia Nacional fue requerido en 1919[19], la solicitud se volvió a hacer en 1923 a instancias de un grupo de “notables” que argumentaron su necesidad para garantizar al seguridad en la recolección del café[20]; la petición fue renovada en 1925, en esa ocasión se ofreció proporcionar un local para albergar dicho cuerpo[21], éste se instaló en una fecha que se desconoce pero en 1931 la comuna tenía una deuda por alquiler del local que ocupaba[22]. En 1920 se pidieron también 5 soldados de refuerzo al puesto local[23].

Un nuevo panteón había sido abierto en una fecha anterior a 1890[24], éste fue ampliado en 1891 a través de la venta que Antonio Hernández hizo de un terreno aledaño por valor de $40 pesos[25]. Parece ser que el cementerio antiguo se ubicaba en el camino que conduce al cantón La Comunidad, al menos así se deja entrever, ya que el lugar que ocupa la actual cancha de fútbol, ubicada en el lugar referido, era llamado en 1930 “panteón viejo”[26]. También había un pequeño cementerio en la parte posterior del antiguo edificio del Calvario[27] y otro más fue habilitado de emergencia para enterrar a los infectados con viruela en el cantón Lazareto durante la epidemia de 1910. En febrero 1922 ante el hacinamiento de la parte más plana del cementerio por que la gente “proletaria” enterraba sus cadáveres allí, dándose frecuentes exhumaciones antes del tiempo estipulado por ley, se acordó cobrar ¢3 por cada enterramiento en ese lugar, mientras que sería gratis en la parte más inclinada; esto como un estímulo para que se usara dicho lugar[28]. Un año después la municipalidad mandó construir una caja mortuoria por valor de ¢20 para uso de los “pobres de solemnidad”[29] este ataúd estuvo en funcionamiento hasta mediado de la década de 1970.

El auge económico propiciado por el cultivo del café hizo que San Pedro progresara rápidamente. El servicio telegráfico introducido en 1890 era completado ya en 1903 con el telefónico[30]; un año después se pidió una línea para estar comunicado con Zacatecoluca, los vecinos ofrecieron sufragar los gastos que fuesen necesarios dejando claro que el consecuente aumento del sueldo del empleado no era un problema, ya que la oficina era económicamente autosostenible y tenía suficientes recursos para ello[31]. En diciembre de ese año San Pedro ya estaba conectado telegráficamente también con su vecino Santiago[32]; en 1908 la comuna pidió una línea telefónica con los pueblos de Mercedes La Ceiba, Santa María Ostuma y Jerusalén, para estar en relación con Cojutepeque[33]. El servicio telefónico y telegráfico era completado a su vez con el de correo peatonal que era pagado por la comuna[34]

En junio de 1909 José María Burgos informó a la municipalidad que había comprado un reloj, para servicio público, a la casa comercial E. Lieve y que dicho producto estaba ya en puerto de La Libertad proveniente de Alemania, por lo que pidió que la comuna solicitara la franquicia de introducción al Ejecutivo; los munícipes realizaron el trámite y además acordaron gastar $50 pesos en la inauguración[35]. Ésta se llevó a cabo el 14 de noviembre, el reloj se colocó “en la torre del medio de la portada” del templo parroquial, se contó con la participación de una banda de San Vicente que ejecutó “solo piezas escogidas”, la tropa asistió vestida de lujo y se reventó mucha pólvora[36]

Luego de varias gestiones para introducir el servicio de agua por cañería, se dio paso a las obras emprendiendo trabajos en 1905 a empuje del alcalde Jesús Peña y de la comunidad[37]; éstos se prolongaron durante todo 1906[38] hasta que el servicio comenzó a funcionar en 1907[39]. Desde entonces el servicio quedó establecido aunque para nada exento de problemas.

En 1905 el territorio ya esta bien consolidado, se hacía mención de todo los cantones que existen en la actualidad excepto Lazareto, de éste se empezaría a hablar como tal hasta 1920[40]. Además de los cantones que se conoce actualmente, por aquellos años se daba otros nombres a algunos, o simplemente se consideraba cantones a lugares que ahora ya no se consideran tales. Por ejemplo en 1895 se hablaba de San Sebastián Naguistepeque[41], ahora conocido como San Juan Nahuistepeque; también se hablaba del cantón Valle de Jesús que era el nombre con el que se aludía al actualmente conocido como Hacienda Vieja; igual se mencionaba a Joya Grande, El Espino, Los Chorros y El Salto como cantones, en la actualidad ya no se les considera tales. En el caso de los nombres de los cantones Zacatal Grande y Cerro Naguistepe, que eran los principales a finales del siglo XIX, fueron cambiados a instancias del párroco; el primero en 1899 por el nombre San Ramón y el segundo en 1900 por el nombre San Juan. Esos cantones eran importantes ya que eran atravesados por las dos vías principales que conectaban a la población con el exterior; por San Ramón entraba el “camino real” que comunicaba con Santiago Nonualco, por San Juan la calle que conducía hacia el puerto de La Libertad. Además, por Hacienda Vieja se llegaba a los pueblos Tepezontes y era el camino más cercano para ir a San Salvador. El antiguo cantón Joya Grande tenía gran importancia por que era uno de los puntos principales de producción de café.

En cuanto a los barrios, todos con excepción del San Francisco, eran ya mencionados en 1899, parece ser que el barrio San Francisco fue una división del Guadalupe ya que antiguamente su territorio era referido como parte de éste. El barrio Guadalupe era sin lugar a duda el más importante después del Centro, Marroquín (1964: 67-68, 109-110) sostiene que era el asiento de la primigenia comunidad indígena del pueblo y que por ese motivo antiguamente se les llamaba “cimarrones” a sus vecinos.

En la población se continuó con la delineación de calles. En 1906 se puso nombre a las principales; de oriente a poniente y a partir de la calle principal que conducía al barrio El Calvario se tenían, hacia el norte: la calle La Ronda, la “de San Francisco” y la “de Guadalupe”; hacia el sur: la calle “del Mercado” y la “de San José”. Y de norte a sur se dio el nombre de “calle de San Juan” a la que pasaba atrás del templo parroquial, “calle de San Pedro” la que pasaba frente al templo, “calle de Mercedes” la que pasa frente al cabildo, “calle de Concepción” la que pasaba por casa de Vicente y Claudio Prieto, Luisa Gálvez y Natalia Alvarado, “calle de Santa Rita” la que pasaba por casa de Cleofas Bernal y Pedro Salvador, y “calle La Cruz” la que pasa frente al Calvario en toda su extensión[42]. En cuanto a la conectividad externa al municipio, la calle hacia el puerto de La Libertad seguía siendo la más importante, esa carretera era también la vía de comunicación entre San Vicente y el mencionado puerto, por lo que debió tener un movimiento de alguna relevancia[43]. En 1911 se pidió la construcción de una vía para que la población estuviera conectada con los pueblos del oriente y así aprovechar el comercio del café, para lograr eso se solicitó que se hiciera un tramo de calle directo hasta el municipio de Guadalupe[44]. Con la inauguración del servicio de ferrocarril que unió al Oriente del país con San Salvador en 1920, la idea de mejorar el acceso con el municipio de Guadalupe cobró más interés, ya que esto permitiría acceder fácilmente a la estación “Molineros” desde donde se tendría conectividad expedita con San Vicente, la propia capital e incluso regiones más aisladas, para tal fin la comuna solicitó al gobierno las herramientas necesarias, alegando la importancia comercial de la vía[45]. Poco tiempo después, la misma comuna pidió que esa ruta fuera declarada Carretera Nacional[46]. En cuanto a las calles urbanas, en 1925 se bautizó como Antonio Hernández la principal de la ciudad y Padre Manuel Velásquez la que pasaba atrás del templo parroquial, de norte a sur; la iniciativa fue del Prof. Benjamín Alfaro Escobar, la inauguración se dio el 15 de septiembre de ese mismo año[47]. En 1937 se inauguró el empedrado de la calle principal del barrio Concepción[48] y en 1943 se bautizó como Jesús Peña un tramo de la calle principal[49]

En 1930, el Gobernador comunicó a la municipalidad la apertura de la Carretera Nacional que comunicaría a San Pedro con la vía San Salvador-Zacatecoluca, encomendando cuidado y mantenimiento al tramo correspondiente a la jurisdicción; advirtió que de no hacerlo se impondría una multa de ¢25, la municipalidad respondió que no contaba con los fondos necesarios para semejante tarea[50], a fin de cuentas la comuna no tuvo más que asumir su responsabilidad y construir el tramo respectivo. En noviembre de ese año el Gobernador agradeció a Jorge Abrahán Bendeck y Tomás Palomo h. por su ayuda personal y pecuniaria en la obra, esos trabajos se prolongaron hasta el siguiente año y fueron financiados por el gobierno y los vecinos, departe de la alcaldía se nombró como Supervisor de la construcción a Tomás Palomo h., quien era entendido en la materia[51].

En 10 de abril de1912 se elevó a San Pedro de Villa a Ciudad, ese mismo día se creó el cuarto distrito del departamento de La Paz que agrupó a los pueblos del norte: Santa María Ostuma, Jerusalén, Mercedes La Ceiba, Paraíso de Osorio y San Emigdio, como cabecera se nombró a San Pedro (Lardé y Larín, 1950: 321-322). Desde entonces se usó en el encabezado de toda la documentación oficial de la municipalidad la leyenda “Jefatura de Distrito”, en aquel entonces los distritos eran entidades que tenían jurisdiccionalidad sobre sus territorios, San Pedro hasta su elevación había formado parte del Distrito de Zacatecoluca; en adelante ejerció la batuta político-administrativa en la zona, los pueblos bajo su control eran pequeños y un tanto desvinculados con la zona sur del departamento, éstos pueblos junto al propio San Pedro siembre habían vuelto la cara hacia el Norte: Cojutepeque y San Vicente. La creación del distrito de San Pedro Nonualco fue, en muchos sentidos, un reconocimiento al adelanto que la comunidad había experimentado en los esos años. El provecho que se le sacó de inmediato a la nominación fue que la comuna elevó una petición al Estado para que, ya que habían sido elevados de categoría, se autorizara un impuesto sobre el café de la jurisdicción para levantar el edificio del cabildo[52]

En 1921 San Pedro adquirió el servicio eléctrico por medio de un contrato por 50 bombillas de 25 bujías, un año después el servicio estaba instalado y funcionando[53]. Por otro lado en 1928 la municipalidad declaró tener intención de establecer una cancha de fútbol en la población[54], dos años después José María Burgos donó un terreno para tal fin[55] pero aun en 1942 se hacían obras de terracería para habilitar el lugar; cuando el Gobernador presenció los trabajos insinuó que sería factible dinamitar el paredón, él se comprometió a gestionar el desalojo de la tierra si la comuna adquiría los explosivos[56]

A pesar de que San Pedro progresaba no contaba con un parque, el predio ubicado entre el templo y el cabildo, en la parte más céntrica de la ciudad, estaba siendo ocupado desde inicios del siglo XX por una plaza de comercio que con el tiempo se convirtió en mercado; en tal virtud el Gobernador recomendó a la comuna en 1941, adquirir un lugar llamado loma “Los Gómez”, al norte de la población, para construir allí una alameda[57]. Para entonces ya se hallaba funcionado una Junta Pro Parque, sin embargo fue disuelta a finales de ese año por orden Ejecutiva, la comuna hizo formal reclamo al ex alcalde Tomás Palomo por ¢315, herramientas y madera, que era lo que la mencionada Junta tenía, con intención que todo ello pasara a propiedad municipal, se dice incluso que ya se contaba con un solar para la construcción[58]. Las intenciones de construir un parque pervivieron hasta 1953 cuando se solicitó un subsidio de 12 mil colones para construir uno en un solar que la municipalidad tenía en el barrio El Calvario[59], sin embargo la iniciativa no prosperó. Esa misma carencia había hecho que en 1951, se solicitara la delineación de la calle que conducía al río Jiboa por el punto llamado “paso del Ojushtal”, con la intención de construir allí un balneario para beneficio de la población[60]. Del mismo modo se solicitó al Ministerio del Interior en 1958 la instalación de un juego de columpios en la plaza pública, como un lugar de recreo[61], ninguna de estas intenciones se concretó. Como tan poco pudo concretarse la solicitud hecha por la comuna, ese mismo año, al presidente del Instituto de Vivienda Urbana, para construir una colonia en un predio del barrio El Calvario, necesaria ante la escasez de vivienda[62]

En marzo de 1962 se celebraron los 50 años de la nominación de San Pedro como ciudad, en ese marco se solicitó a la Asamblea que el municipio fuera declarado como capital por un día, sin embargo no se encontró noticia de si esto se llevó a cabo[63]. En el templo parroquial se estrenó un nuevo presbiterio, al acto asistió el Ministro del Interior, el Gobernador y varios diputados encabezados por el sampedrano Vicente Gálvez. Según Arocha (1985: 96) la Constitución de ese año dejó prácticamente sin efecto las atribuciones político-administrativas de los distritos, con lo que San Pedro perdió algo de su importancia; en la actualidad, a pesar que sigue siendo cabecera de distrito no tienen ningún tipo de jurisdiccionalidad sobre su territorio.

En cuanto a caminos, en 1946 se solicitó a la Asamblea Nacional la pavimentación del tramo que desde el desvío de la carretera Zacatecoluca-San Salvador conducía hasta la ciudad, de no ser posible se pidió colocar al menos “concreto de piedra” [64]; la misma solicitud se elevó nuevamente en 1949 alegando la importancia de la obra para el transporte de la cosecha de café y frutas[65]. En 1958 se dio una reunión entre los alcaldes de San Juan y Santiago Nonualco, San Rafael Obrajuelo, Santa María Ostuma, Paraíso de Osorio, Mercedes La Ceiba, Jerusalén y San Pedro Nonualco, en ella se planteó al Gobernador la necesidad de contar con una carretera que uniera a todas esas poblaciones; el alcalde de San Pedro dijo que el municipio tenía ¢800 y el permiso en tres terrenos para emprender la obra, el Gobernador se comprometió en impulsar el proyecto[66] pero jamás se realizó. En 1977 se pidió al presidente Romero que mejorara la vía que de San Pedro conducía hasta el kilómetro 51 de la carretera Panamericana, en el departamento de San Vicente[67], un año después se volvió a hacer una solicitud para que se pavimentara el acceso de San Pedro a la carretera San Salvador-Zacatecoluca[68], esta obra no se emprendería sino hasta 1986 siendo inaugurada por el presidente Duarte en 1988[69]. En cuanto a los caminos urbanos, en 1986 se puso nombre a varias calles y pasajes que no lo tenían, se nominó: 1) Pasaje Fray Maximiliano Atilio Martini, al que sale de la 6 Av. Norte, entre la 1ª y la 3ª calle Oriente, insertándose en los suburbios del barrio San Francisco, con extensión de unos 50 metros, 2) Pasaje Merino Preza, al que se ubica en la Av. Padre Velásquez y 4 Av. Sur, que une la 2ª y 4ª calle Oriente de Norte a Sur, 3) Pasaje Benjamín Alfaro, al que está entre la 2ª calle Oriente y 4ª Av. Sur en forma diagonal hacia el Sureste, hasta unir con la 4ª calle Oriente, 4) Pasaje Navarrete, al que une la 1ª Av. Sur con la calle El Progreso, de Oriente a Poniente, 5) Pasaje Alvarado al que sale casi al final de la 5ª Av. Sur, hacia el Poniente, y luego quiebra hacia el Norte hasta unirse con la calle Antonio Hernández, 6) Pasaje Padre Peregrino de Zan al que sale antes del final de la 1ª calle Poniente, hacia el Norte hasta unirse con la 5ª calle Poniente, en la salida hacia el cantón Hacienda Vieja, 7) Pasaje Zotelo al que sale de la 3ª calle Poniente, donde termina la 1ª Av. Norte, sigue hacia el Poniente pasando sobre la 5ª Av. Norte hasta unir con el Pasaje P. Peregrino de Zan, junto a un puente[70]

El servicio de telefonía fue mejorada en 1977 cuando se inauguró un nuevo edificio, aunque la línea que llegaba desde el desvío estaba en mal estado[71]. En 1988 se inauguró el servicio telefónico automatizado[72]

El desarrollo del conflicto armado en la década de 1980 afectó por completo al municipio, graves actos de violencia de ambos bandos se desarrollaron en toda la jurisdicción, hubo varios muertos y numerosos daños en la estructura productiva y social. Finalizada la guerra el proceso de reconstrucción propició la mejora de la infraestructura básica, este progreso fue truncado abruptamente por los terremotos de 2001, uno de los cuales tuvo como epicentro el municipio; no obstante la destrucción producida en ese entonces, el apoyo de ONGs y el fortalecimiento institucional de la municipalidad han generado una dinámica desde la que San Pedro pretende dar un salto en su desarrollo local. En 1999 comenzó un proceso de asociatividad de algunos municipios del departamento de La Paz, el cual en 2002 cristalizó en la conformación de la “Asociación de Municipios Los Nonualcos” formada en ese entonces por 7 municipios, y que en la actualidad congrega a 16 (ISDEM y GTZ, 2005), entre ellos Santiago, San Juan y San Pedro Nonualco, con lo que la idea de la región Nonualca ha cobrado un nuevo sentido, en este caso se trata de un proyecto que tiene como objetivos “promover el desarrollo integral y sostenibilidad de los municipios asociados en el marco de procesos ampliamente participativos” (Ibid.: 14) y “promover y fomentar el aprovechamiento de los recursos turísticos, recreativos e histórico-culturales que poseen los municipios miembros” (Ibid.: 15). Con la asociatividad la comuna sampedrana pretende estar mejor preparada para afrontar los restos de la modernización y aprovechar de mejor manera los recursos financieros y técnicos; a través de este proceso se ha intentado impulsar algunos proyectos productivos a la vez que consolidar al municipio como un destino turístico, ambas cosas sin éxito notable. El futuro de San Pedro ahora se juega en la cancha de la planificación de ONGs y agencias gubernamentales, San Pedro cada día se abre más al mundo y sus pobladores se insertan rápidamente a ese juego; el municipio ha perdido muchas de sus características de aislamiento, su gente se vista con ropa moderna y cada vez más deja de comportarse a la vieja usanza, los medios de comunicación están ampliamente difundidos, y casi cualquier servicio moderno está al alcance de los pobladores, las carreteras permiten una conectividad envidiable con las principales ciudades del país; los oficios tradicionales dejan de practicarse y la gente busca fuentes de empleo fuera de la población. Sin embargo y a pesar de todo, esto en muchas cosas San Pedro es tan provincial como lo ha sido siempre, es por eso que el actual momento de cambio y continuidad es tan crucial.

  • Origen de los pueblos Nonualcos
  • Cuántos y cuáles son los pueblos Nonualcos
  • San Pedro Nonualco aparece bibliográficamente desde 1740
  • El levantamiento del Indio Anastacio Aquino
  • San Pedro Nonualco y los problemas limítrofes con Santiago Nonualco
  • La privatizacion de las tierras comunales y ejidales
  • El desarrollo del café
  • En 1912 San Pedro Nonualco es ciudad
  • La organización socio-económica y agrícola
  • La construcción de la Iglesia Parroquial
  • Las ordenanzas Municipales
  • La construcción de los portales
  • El crecimiento urbano
  • La construccion de las calles y la introduccion del agua
  • La introduccion de la energía eléctrica
  • Del por qué San Pedro Nonualco no tiene parque
  • La construcción del mercado Municipal
  • La discriminacion entre clases sociales


[1] Garibay, vertió las opiniones que aquí se presentan, en su carácter de miembro de la Academia Mejicana de la Lengua. La información completa puede obtenerse en el sitio web de la mencionada Academia [citado el 16 de octubre de 2006], en la dirección electrónica: http://www.academia.og.mx/Consultas/231299.htm

[2] En la respuesta preparada previamente por el cura párroco, Ambrocio Andino Arze, en diciembre 18 de 1768, dice que en San Pedro había 160 familias y no 131 como lo indica el informe que elaboró el obispo (Cfr. Montes, 1977 II: 153).

[3] Resulta curioso que en los estudios referentes al levantamiento de Aquino se hable de los Nonualcos asumiendo, a priori, una cierta homogeneidad de todos los pueblos que comparten este geronímico. Se asume que San Pedro participó en el levantamiento sin que halla indicios de ello, ya que en los relatos del hecho no hay referencia a tal participación. La idea de la supuesta participación de San Pedro llega a su punto extremo cuando Roque Dalton (1996: 69), en una nota introductoria de sus poemas dedicados a Aquino dice: “En el año 1832, exactamente un siglo antes de la dolorosa epopeya de Feliciano Ama y Farabundo Martí, padres de la patria futura, Anastasio Aquino se reveló al frente de la comunidad indígena de San Pedro Nonualco, contra el sistema opresor de los blancos y ladinos ricos…”. Como se ve, Dalton da una importancia superlativa a San Pedro en la gesta de Aquino, todo parece indicar que ello se origina en el geronímico compartido. Una apreciación crítica sobre las ideas que la historia tradicional manejó sobre el levantamiento de Aquino puede verse en López (2006)

[4] Los detalles del litigio de tierras, así como sus repercusiones en la zona Nonualca se exponen en el capítulo V. Vida Política.

[5] El manuscrito en referencia se titulaba “Datos históricos de San Pedro Nonualco”, siendo su autor el Prof. Benjamín Alfaro Escobar. Actualmente aunque el documento se encuentra desaparecido, algunos fragmentos pueden encontrarse publicados en Programas de Fiestas Patronales y en el libro del Dr. Marroquín (1964).

[6] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1875. Fol. 7

[7] Comité Pro-Festejos de San Pedro Nonualco 1968. “Desarrollo de la enseñanza en San Pedro Nonualco”. En Revista Sampedrana 1968

[8] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1891. Fol. 3

[9] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1890. Fol. 4

[10] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1892. Fol. 6-8

[11] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1903. Fol. 17

[12] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1899. Fol. 27-28

[13] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1903. Fol. 25-26

[14] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1899. Fol. 23

[15] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1894. Fol. 7-8

[16] Ibid. Fol. 2

[17] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1904. Fol. 4-6

[18] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1912-1915. Fol. 129, 141

[19] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1919.1920. Fol. 6

[20] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1923-1924. Fol. 5-6

[21] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1925-1926. Fol. 20

[22] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1930-1933. Fol. 11, 47

[23] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1920-1923. Fol. 24

[24] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1890. Fol. 12

[25] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1891. Fol. 11

[26] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1930-1933. Fol. 11

[27] De Zan O.F.M, P. Peregrino. «Historia de la construcción de la iglesia de San Pedro Nonualco», en Programa General de las Fiestas Patronales de San Pedro Nonualco. San Pedro Nonualco 1967

[28] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1920-1923. Fol. 129

[29] Ibid. Fol. 187

[30] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1903. Fol. 10-11

[31] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1904. Fol. 43

[32] Archivo Parroquial de Santiago Nonualco. Libro de Gobierno Parroquial 1902-1918. Fol. 47

[33] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1908 Fol. 26

[34] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1905. Fol. 4

[35] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1909. Fol. 25-26

[36] APSPN. Libro de bautismos. Tomo 25. Fol. 0

[37] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1905. Fol. 9-10, 23-24, 27

[38] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1906. Fol. 7, 10-11, 14, 16, 20, 25-26, 29, 31, 34-37

[39] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1907. Fol. 27-28, 34-35, 37; Memoria de Gobernación Y Fomento presentada a la Honorable Asamblea Nacional en 1907.

[40] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1919-1920. Fol. 20

[41] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1895. Fol. 10

[42] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1906. Fol. 16

[43] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1907. Fol. 43

[44] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1910-1912. Fol. 87

[45] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1925-1926. Fol. 7-8

[46] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1927-1930. Fol. 36

[47] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1925-1926. Fol. 30

[48] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1935-1938. Fol. 129

[49] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1943. Fol. 27

[50] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1927-1930. Fol. 85

[51] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1930-1933. Fol. 14, 31, 34

[52] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1912-1915. Fol. 39, 66

[53] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1920-193. Fol. 86-87, 92, 95-103, 113, 143, 145, 149, 151

[54] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1927-1930. Fol. 28

[55] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1930-1933. Fol. 10

[56] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1942. Fol. 18

[57] Ibid. Fol. 18

[58] Ibid. Fol. 112, 122

[59] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1953. Fol. 128

[60] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1951. Fol. 72

[61] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1958. Fol. 96

[62] Ibid. Fol. 97

[63] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1962. Fol. 38-41

[64] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1946. Fol. 48

[65] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1949. Fol. 27

[66] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1958. Fol. 97, 111-114

[67] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1977. Fol. 56

[68] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1978. Fol. 13

[69] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1988. Fol. 63

[70] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1986. Fol. 35

[71] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1977 Fol. 49

[72] AAMSPN. Libro de Actas y Acuerdos Municipales 1988 Fol. 63

7 respuestas

  1. esto es muy imteresante y se refiere a la historia de san pedro nonualco

  2. ENCANTADO DE LEER SU HISTORIA DE SAN PEDRO NONUALCO. GRACIAS POR SU TRABAJO.

    MARIO VENTURA

  3. me parece excelente leer estudios tan completos, ojala podamos tener acceso a m’as…..

  4. Un trabajo muy bonito , gracias por esta imformacion , mantenganosal tanto de cuando se podra comprar este libro, o si ya esta disponible.

  5. Felicito la iniciativa de la busqueda de huellas que no conocía y que puedo hoy transmitir.Gracias por su trabajo, creo que quedara su nombre tambien el la Historia de San Pedro Nonualco.
    Margarita Molina

  6. Interesante el contenido referente a San pedro NONUALCO, Le felicito y espero siga trabajando y actualizando para ofrecernos la misma calidad de informacion.

    ATT: Erika De Leon S.S

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